El objeto social, es uno de los elementos más importantes que integran el Acta Constitutiva de toda sociedad mercantil y que se encuentra señalado en la fracción II del artículo 6 de la Ley General de Sociedades Mercantiles.

En términos más coloquiales el acta constitutiva es como el acta de nacimiento de una empresa y el objeto social es donde se va a determinar cuál será su actividad principal.

Por ello, al momento de elaborar el objeto social de una empresa es de suma importancia que sea lo más extenso posible dentro de su propia actividad, sin invadir otros giros, pues de lo contrario crear un objeto social que englobe actividades de contabilidad, eventos sociales y mensajería, puede acarrear ciertas repercusiones negativas, como por ejemplo:

• Existe un riesgo de que la inscripción del acta constitutiva en el Registro Público sea rechazado. 

• Un objeto social muy disperso actividades puede acarrear que el IMSS nos coloque en una prima de riesgo mucho más alta a la que en realidad nos corresponda. 

• En caso de una auditoría con el SAT, puede que nos rechace una gran cantidad de nuestras deducciones al tener un objeto social tan disperso que resulte difícil definir a que se dedica la empresa.

• Frente a una controversia con terceros lleguen a ser invalidados los contratos que elaboremos y celebremos, por no tener definida la actividad de la empresa. 

Por lo tanto, al momento de crear una sociedad mercantil, es muy importante tener en claro cuál será la actividad de nuestra sociedad, pues de ello dependerá su debido funcionamiento.